jueves, 22 de febrero de 2007
Música música música música
Voy a probar suerte. Iré a un sitio escondido. ¿Escondido dónde? ¿Dónde?. Dentro dentro de mi cabeza loca. ¿Recuerdas cuánto te gustaba bailar? Y beber ron con limón. Ron de ese morenito, morenito y cálido como el sol del Caribe. Te ponías bailona y juguetona. Y entonces podías comerte el mundo. Y nada te paraba. Lo que querías, lo perseguías con ansia hasta que lo conseguías.
Te gustaba estar en el centro de la pista de luces danzarinas y te gustaba imitar el baile de todos los demás. Como un camaleón. Perderte en los brazos de la noche. Y después salir a buscar las estrellas. Y el placer y la aventura. Ojos. Bocas. Manos. Frío y tierra mojada. O tal vez un asiento trasero estrecho y emocionante.
Mamiloca ya no te acuerdas siquiera. Ya no eres tú, Mamiloca. Esto de ahora no tiene nada que ver. ¿No ves en lo que te has convertido?
Ni sombra. Ni sombra.
Eras fuego.
FUEGO.
No recuerdas los sitios a los que tu fuego te llevó?
Tendrás que hacer un esfuerzo, Mamiloca, porque esos momentos se perderán en el olvido si no los recuerdas tú.
Y si ni siquiera tú los recuerdas, de qué servirá entonces haberlos vivido...
Anda duerme un poco, a ver si cuando despiertes tu memoria te da alguna sorpresa.
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2 comentarios:
mamiloca ahora es un fuego tranquilo que crepita en algunos momentos y chispea. Mamiloca no existiría ya de haber seguido el fuego loco.
besos fugaces...
Creo que has sido demasiado golfa y que además te jactas de ello. Sin embargo, ahora echas de menos toda aquella golfería.
Ya se sabe: en el pecado está la penitencia.
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