martes, 3 de julio de 2007

Rosas en el jarrón


... Hooolaaa?

Mamiloca abre la puerta despacio, otea un poco al fondo de la alcoba por ver si hay alguien. Pero todo está silencioso, no parece ni que el tiempo pase por aquí apenas, todo está como siempre, sin moverse. Las cortinas parecen detenidas en la mitad de su viaje en pos de la brisa que entró de madrugada, quietas, como en una fotografía.
El péndulo del reloj se quedó parado formando un ángulo de 45 grados con la vertical, sin ganas de desplazarse ni un milímetro más, como esperando.
Pero Mamiloca recuerda de pronto que si ella no está, todo permanece así. Porque si ella no está, simplemente la alcoba no tiene razón de ser. No existe...
Qué horror! piensa Mamiloca, estas pobres paredes, que no acaricia ni un rayo de sol!
Y se dio cuenta que no había nada que hacer. Que si ella no podía venir por aquí, porque estaba inmersa en su otro mundo, muy ocupada, así habría de ser.
Después, cuando diera la vuelta a esa esquina tan larga, cuando consiguiera pasar por alto todos los escollos, entonces tendría tiempo de cuidar y mimar este cuarto mágico. Más adelante.
Puso las flores que había traído en un jarrón que había encima del piano, con mucho cuidado, oliéndolas bien profundo antes de sumergirlas en el agua. Fue hacia el escritorio y tomó una hoja amarillenta del escritorio y una pluma que introdujo en el tintero, muy tiesa ella. Y dejó una nota
escrita con una caligrafía cuidada y deliciosa, como se merecía la ocasión.

A todos los que se pasen por aquí y vean esta quietud, no se pongan tristes por mí, y sepan que aunque no me vean, estoy aquí de algún modo, y que les tengo mucho cariño. Todo.
Escondida en el olor de las flores, en el vuelo de la cortina, en mil jirones y soñando y volviendo, estoy, estoy.
Os dejo un beso en el pétalo más rojo y más suave de esta rosa.

viernes, 25 de mayo de 2007

Mamiloca ausente



Tiene Mamiloca otra casa y la cuida y la cuida por ver crecer la vegetación
Y la adorna, y la abandona, y de allí se encuentra ausente a veces y le parece que la casa está vacía.
Vacía de ella misma.
Mientras, otros ojos miran y se dejan mecer un rato en la mecedora del porche.
Dejan una huella indeleble.
Y dice Mamiloca: ha venido gente a casa, y mientras yo, abandonada de mí, tan dejada, estaba ausente. Ni un té les he ofrecido!
Piensa Mamiloca que ha de dejarse caer por allí de vez en cuando, y agasajar a sus invitados, y enseñarles con calma las plantas trepadoras de los jardines.
Repartir abrazos, de cuando en cuando.
Que se note que está agradecida.
Muy agradecida.
Allí le gusta encontrar sonrisas, de esas que a veces se quedan prendidas en las piedrecitas de la entrada...

miércoles, 18 de abril de 2007

Mil veces




Mil veces el mar
una vez y otra el mar
viene y va de mi boca como olas

El mar en mi boca
los sonidos de esas tres letras saliendo de mis labios
M a r

El mar siempre
fuera y dentro miro muy dentro de mi
y añoro el horizonte lejano

Y la brisa

Mil veces el mar
y cuando yo ya no esté el mar seré yo entonces
en el mar me quedo
en el mar me pierdo

En mi tierra
no hay mar.

sábado, 14 de abril de 2007

Desazón




















...Y a veces piensa que no le importaría si llegase el fin. Que el silencio de una vez se instalara a su alrededor, llenándolo todo de paz. Incluso la luz apagándose, todo quieto, quedarse, quedarse...
No tener ni un dedo que mover. Porque todo lo que de maravilla tiene este viaje, ella ya lo sabe, y porque lo sabe no quiere seguir aquí sin poder disfrutarlo en cada recodo.
Sabe que ama todo este lugar. Que hay habitaciones y espejos donde su corazón se recrea.
Ama la luz y el viento y el sol y los mares y los campos abiertos y las calles bulliciosas y la música en lugares oscuros y las escapadas a media noche y vagar por el universo enlazada a otro ser como ella, parecido a ella.
Lo sabe. Pero si hay que estar aquí, hay que estar de verdad.
Y esto no es de verdad.
Por eso debe cambiarlo.

Ay, Mamiloca...

miércoles, 11 de abril de 2007

Nadar...


Nadando. Nadando, volando en el agua, como un águila en las alturas. Nadando entre los peces plateados, la lluvia y las lágrimas y los ríos unidos en el azul infinito. Flotan mis manos y la ingravidez me sostiene como en nubes ligeras. Agua y tus labios húmedos en mi boca. Los labios del mar, la calma. Une mi piel a tu piel, en el sueño vívido de mil noches. Un abrazo líquido, una sonrisa. Un suspiro hondo, como tragando aire. Abro los ojos, todo está contenido en ese ámbito.
Vuelo. El viento no puede penetrar en este mundo. El silencio.
Mírame. Estoy flotando, y no sé expresarlo.

viernes, 30 de marzo de 2007

AÑOS AÑOS AÑOS


-Soy muy mayor...
-Qué dices, Mamiloca, si eres una niña...
-Bueno, eso te parece a ti, que sólo me ves por dentro dentro. Pero por fuera los años han ido dejando huella, sin piedad.
-De qué me hablas? Qué es eso de los años? Qué dices? Años...
-Los años, sí, el tiempo que pasa y se lleva las cosas, la piel, las sonrisas, los momentos vividos, el aire que respiras. El tiempo que sobre tí tiene el mismo efecto que el otoño en las hojas de los árboles, que luego van y se caen y que...
-Calla, Mamiloca, que estás tontuela esta noche. Desvarías. Yo te miro y no has cambiado ni un ápice desde el día aquél en que
-!Pero calla tú! Que hoy es el día del año que a mi me toca pensar en estas cosas...
y en todas las que se han ido.
-¿Hoy? ¿por qué hoy? Qué te ha dao...
-Nada, nada, nada... Era marzo y era Domingo de ramos y nevaba... Y nací a la hora de comer, porque nunca me gustó mucho madrugar. Aunque ahora despierto enseguida, ya no es como antes, que dormía como un tronco, aunque aún tengo pereza sobre todo si llueve tras la ventana y...
-Mamiloca, deja de hablar un rato y sal a la ventana. Ahí fuera las estrellas te guiñan los ojos, y si pones atención y tuerces un poco la cabeza verás la luna... Que hay que ver que mal colocada está tu casa, no pudiste ver ni el eclipse..

miércoles, 28 de marzo de 2007

Hilando


De ausencia y de noche están hechos mis ojos en estos días
Ausencia de mí
de mis palabras dulces
de mi girar en el tiempo que no me contiene
Ahora duermo
sin sueños
Mis manos anhelan tacto
como brisa el mar
La sal de los días
la lluvia en la amplitud de los prados
Mariposas volanderas
Besos imaginarios
Imaginada sonrisa
de tus labios
Desconocidos

Ausencia
Viento que lleva la tarde lejos
El amanecer
El recuerdo

Mi corazón reposa
Pregunta
No hay respuestas
Un tal vez puede que mañana en la noche
viajen mis ojos
en tu busca...