miércoles, 22 de noviembre de 2006

DONDE






Anda Mamiloca un poco perdida estos días. Es cosa del cambio de estación. Es cosa de trenes.
Pero esos días pasarán. Ella lo sabe, y sabe que esto también tiene que vivirlo. Tal vez de esto aprenda algo. Tal vez salga algo bueno de todo esto...


Imagen de Ana Aceves






viernes, 10 de noviembre de 2006

despues de ciertas tormentas


Ha visto Mamiloca salir el sol esta mañana. Se levantó tarde, hoy es fiesta en la ciudad y se estaba bien arropadita entre las sábanas. Lo primero que hizo fue ducharse, para empezar bien el día. Se dió cuenta que había regresado el aire de respirar a sus doloridos pulmones, que ya empezaban a estar hartos de tanto racionamiento, al fin y al cabo no estamos en guerra...
Con calma Mamiloca se fue dando cuenta de que el día avanzaba y salió a la calle, por ver qué tal se portaban con la nueva luz los jilgueros y demás pajarillos que pueblan los aleros de los tejados.
No es capaz Mamiloca de escribir con lo de dentro estos días. Han sido días difíciles, y aunque ahora está mejor prefiere dejar pasar las horas sin darles aún ni un pequeño mordisco. Está esperando a afianzarse.
Y mañana tiene que atravesar una frontera.
Y lo hará.
No lo va a pensar mucho no vaya a ser que se amilane en el último momento.
Lo hará nada más llegar.
Y de ese salto dependen muchas cosas de aquí en adelante.


Es una encrucijada.

sábado, 4 de noviembre de 2006

LÁGRIMAS



Son saladas. Salen al aire por ese conducto pequeñajo que tenemos en los ojos. Te van deshaciendo el nudo que antes por alguna extraña razón se te ha hecho en el centro del estómago, supone Mamiloca que ese nudo se ha ido haciendo poco a poco, con pedazos de cosas... Una ausencia por aquí, una mala palabra por allá, una sonrisa que no ha acudido a la cita, demasiado cansancio para un día, cosas así, que se van embrollando embrollando y se forma una bola que no veas, que va haciendo daño y cuando ya casi no cabe no puedes más. Y entonces es cuando llegan las lágrimas.
Debe ser que el líquido salado va diluyendo con paciencia el balón áspero que tienes dentro y que te oprime...
Bueno al final llegan las lágrimas y no es malo recrearse en ellas un poquito. Eso sí, con cuidado de no ahogarse.
Y después ya puedes respirar mejor.
Mamiloca se curará.
Si.
Será pronto. A ver si este cielo gris...